7 de marzo de 2012

Articulo 070312

                                                                                                  Articulo 070312

El gobernador debe intervenir



Juan Manuel Celis Aguirre
Dirigente en Puebla del Movimiento Antorchista


Hace un año y medio, el Movimiento Antorchista de Puebla inició, ante los gobiernos estatal y municipal, las gestiones para que algunas colonias de la capital y municipios del interior del estado obtuvieran servicios básicos indispensables para realizar una vida digna, como a la que en su justo derecho aspira cualquier poblano.

Desde entonces, y siguiendo la normatividad gubernamental que nos fue solicitada, cumplimos con todos los requisitos en tiempo y forma. Sin embargo, hasta hace unos meses, no habíamos recibido en absoluto respuesta por parte de quienes debían solucionar estos problemas básicos. Hasta hoy las cosas no han cambiado para bien, es más, han empeorado. Hemos acudido a las dependencias para conocer los porqués de la falta de soluciones reales y efectivas, y sólo hemos encontrado una respuesta, por lo demás poco creíble: “No tenemos dinero”.

Esta situación perjudica gravemente a miles de poblanos que día a día tienen que compartir baños colectivos, comprar pipas de agua potable, pagar para el desazolve de sus letrinas que tienen algunas colonias, no tener espacios recreativos, ni guarniciones, ni banquetas, mucho menos bacheo de avenidas y construcciones de puentes vehiculares.



La indiferencia y poca sensibilidad de los mandos medios de las dos administraciones antedichas, se ceban sobre las colonias Cencalli, Chinampas, Elsa Córdova, Aquiles Serdán, Gran Tenochtitlán, Jorge Obispo, Benito Juárez, Dos de Marzo, Netzahualcóyotl, Tlacaélel, Cristina Rosas Illescas, Cuitláhuac, La Esperanza, Unión, Ampliación Unión, Balcones del Sur.

Pero también en el interior del estado existen problemas que tampoco el gobierno estatal ha querido resolver, como en Santa Clara Ocoyucan, en donde el presidente no respeta la autonomía de las presidencias auxiliares, y violando todos los preceptos de la tranquilidad democrática intenta imponer a las autoridades de las rancherías, con el objetivo de claro de que sean sus allegados quienes ocupen estos cargos. La razón es que “el señor” de Santa Clara busca, como todos los aprendices de dictador, gobernar entre amigos, para no tener oposición a su mal gobierno, papel que hasta ahora ha desempeñado Antorcha, dados la mala gestión a que nos tiene sometidos. Y para no quedarme en las palabras, enumero algunos de los hechos más recientes:

Por ejemplo, el presidente municipal se niega a brindar a apoyo a los ciudadanos que no simpatizan con él; esto es, hay una auténtica represión del dinero público, que maneja como si fuera propio: no hay obra pública para las colonias y comunidades que simpatizan con Antorcha. La policía municipal realiza retenes ilegales, robando las pertenencias de la gente. No quiere entregar las participaciones a los jueces de paz de San Hipólito y la Pastoría; en reciente ocasión, el edil –acompañado de policías armados– acudió a intimidar y amenazar, pistola en mano, a la familia del juez de San Hipólito al interior de su propia casa.



De cada uno de estos puntos y sus detalles hemos informado puntualmente a las autoridades de la Secretaría de Gobernación, pero se nos ha hecho caso omiso. Nadie ha movido un sólo dedo para que cambie radicalmente la terrible condición de las familias capitalinas que piden servicios básicos y los habitantes de Santa Clara; a su suerte de pobres, a sus carencias cotidianas, ahora deben sumar ahora el ingino trato que los funcionarios medios del gobierno del estado han utilizado.

Todavía hay más. El propio gobierno del estado, que encabeza el licenciado Rafael Moreno Valle, firmó compromisos con el antorchismo  poblano para que otras demandas populares se resolvieran a la brevedad, como la gravedad de las mismas lo amerita. El resultado ha sido el mismo: el gobierno faltó a su palabra y las necesidades de la gente siguen esperando.

Todo este cuadro obliga a la conclusión lógica de que hay, al interior del gobierno estatal y municipal, intereses poderosos que no ven con buenos ojos el crecimiento de nuestra organización a través de la solución de estas demanas.
Es falso que “no haya dinero”, porque lo que los colonos antorchistas piden no implica miles de millones de pesos, sino un poco de voluntad y cariño por el pueblo que confió en ellos para que lograran los puestos desde los que ahora despachan.

Por estas razones, pedimos la intervención inmediata del gobernador, Rafael Moreno Valle, pues al parecer sus mandos medios no tienen la capacidad de resolver nuestros problemas. Esperemos que se nos atienda.


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