Tontos e intolerantes
Aquiles Montaño Brito
El jueves 13 de febrero, un grupo de antorchistas del sur de la capital
de Puebla se presentó en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y
Obras Públicas para solicitar que el ayuntamiento -entonces encabezado por
Eduardo Rivera Pérez- aplicara el recurso completo que tenía asignado para sí
la construcción de una casa de cultura en la colonia Unión Antorchista. El
reclamo de los colonos tenía los siguientes antecedentes: en noviembre de 2012,
el Movimiento Antorchista logró desde la Cámara de Diputados la etiquetación de
5 millones de pesos para la edificación de la ahora famosa casa de cultura;
casi un año después, comenzaron los trabajos de construcción en los que el
ayuntamiento sólo aplicó 3 millones 300 mil pesos. El domingo 9 de febrero, los
funcionarios de Obras Públicas notificaron a los antorchistas que habían
sobrado 1.7 millones de pesos y que éstos serían devueltos a la Secretaría de
Finanzas del Gobierno del estado, para que a su vez ésta los regresara a la
federación. Así las cosas, los colonos buscaron desde el lunes 10 una cita con
el titular de Obras Públicas del municipio, para pedirle que el recurso
“sobrante” se aplicara en la ampliación de la misma casa de cultura: más
infraestructura que sirviera para incrementar el número de alumnos que podrían
usar el inmueble, cosa necesaria, tomando en cuenta que la colonia está clavada
en uno de los cinturones de miseria de la capital del estado. Del lunes, como
dije, al miércoles, sólo tuvieron por respuesta majaderías y negativas.
Debido a que las
mentiras en la nota eran evidentes, al punto enviamos una carta al director del
diario solicitando derecho de réplica, en la que explicábamos los datos arriba
señalados y nos manifestábamos en contra de que Intolerancia nos maltratara de esa forma, porque no es la primera
vez que lo hace. Sin embargo, el diario publicó otra nota, más agresiva, y que
a su vez exhibe mejor la falsedad de la “mística periodística” de Intolerancia. En esta segunda entrega se
afirma que “la organización
Antorcha Campesina trató de “inflar” tanto los costos como volúmenes de
materiales para la construcción de la casa de Cultura que está ubicada en la
colonia Unión Antorchista (…) En
entrevista, el funcionario municipal (Felipe Velázquez) aseveró que para dicho
proyecto, el ayuntamiento consiguió 5 millones de pesos provenientes del Fondo
Regional que entrega la federación al estado y este (¡sic!) al municipio”.
Además de la evidente falta de conocimiento de las reglas elementales de
ortografía, los “periodistas profesionales” de Intolerancia hacen gala de una descomunal falta de lógica porque
creyeron en la retorcida versión de un funcionario que para intentar tapar una
mentira, le encima otra, con lo cual deja en paños menores su ficción original
y muestra al mundo las miserias que se esconden debajo de la careta de
“funcionario público” y de paso, también, las que se esconden debajo de la
máscara del “periodismo profesional” que por falta de rigor racional cae en la
trampa. Ahora entiendo de dónde viene la mística de la que presumen, la “razón
oculta”. Pero, veamos: aceptando que el ayuntamiento fue quien “consiguió” el
recurso para la casa de cultura, como afirmó Felipe Velázquez, ¿no se deduce de
ahí que entonces fue él quien “infló” el recurso desde el inicio, puesto que
él, alma de artista preocupado por la cultura, concibió el proyecto y echó
sobre sus espaldas la difícil tarea de gestionar los recursos para la cultura
de los poblanos? ¿No es esto tan cierto como que un burro jamás podrá tocar la
flauta? ¿Y si el ayuntamiento estaba tan “preocupado” por la cultura, a poco no
sería lógico que buscara la forma de invertir hasta el último peso en la
construcción, modernizándola y ampliándola? A título de hipótesis, pregunto:
¿No será más bien que un grupo de politiquillos urdió el plan para “regresar” (¿?)
el dinero y que usaron para sus fines a un grupo de “periodistas” con los
cuales se identifican? Cada quien que saque sus conclusiones.
Pero lo real es que el ayuntamiento no gestionó
nada y así se cae el teatro montado para golpear a una organización que
desinteresadamente se preocupa por enraizar el arte entre las capas más pobres
del país. Y ésta es la única razón por la cual pedimos que el recurso
etiquetado se aplique en su totalidad, dado que lo más sensato es que, si ya se
aprobó que el dinero se invierta en un rubro al que en general no se le da la
importancia que debiera, pues se use para tal fin y se construyan más salones o
se equipe la casa de cultura de la que hablamos, con lo cual resultaría que más
jóvenes puedan tener clases de teatro, danza, música, pintura, etcétera. Y
esto, precisamente esto, es a lo que Intolerancia
llama “manifestarse a lo tonto”. Pero ¿no es más tonto y perverso dar crédito y
foro a mentiras, aunque vengan desde los altos círculos de poder? ¿O es que
acaso, apantallados por el alto cargo de quien las dice, a los “periodistas” se
les ofusca el cerebro y las transcriben tal cual? ¿No es más tonto e inútil
regresar el dinero, en lugar de que se use de forma correcta, bajo todas las
reglas que exigen las instituciones, en una obra con la cual muchos jóvenes
pueden asegurarse un mejor futuro? Y eso en el caso de que regresaran el
dinero, como afirman que lo harán… porque de asaltos impunes al erario público
está llena la historia del país. ¿O no es cierto?
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